Sacrificios


Princesa, princesa… aún sigue dormida?.
Es que a caso no eran ciertas todas aquellas historias de que un beso verdadero la liberaría de tan horrible pesadilla?.
Oh Dioses malditos!….que debo hacer para despertarla de tan terrible conjuro?.
Cierro los ojos y sueño que cabalgábamos juntos de nuevo cruzando amaneceres. Su cabello al viento desprendiendo esa leve oler afrutada, notando sus manos agarradas a mi espalda, temerosa de lastimarse.
Pero ahora no logro romper el hechizo y sigue sin despertar. Permanece profundamente dormida con una sonrisa en sus labios, creyóse ser un dulce letargo, sin embargo, convirtióse en una pesadilla para mi persona.
Es que acaso no correspondo a la persona que la sacaría de él?. Yo que crucé valles, escalé las montañas más rocosas y me enfrenté a los dragones más temerosos del reino, como puede ser posible que todo ello, no sea suficiente para vos?!.
Aquí de pie a su lado me hallo mientras le agarro la mano con fuerza, notando como se escapa lentamente su vida, maldiciendo al mago que la embrujó.
Tan solo quiero que despierte, que me abrace y me consuele.
Soy su príncipe, la persona que juró que la protegería de cualquier mal que apareciera en el reino.
Cualquier dolor que padece lo siento como propio, muero por dentro en cada susurro que se le escapa, temeroso de que sea el último.
No puedo seguir inmóvil, romperé la promesa que le hice de que no cruzaría la vieja frontera y la salvaré.
Besé sus labios de nuevo y le solté la mano. Juraría haber visto como unas lágrimas se le escapaban cayendo a través de sus mejillas.
Ensillé mi caballo y fui a recuperar la vieja espada maldita, custodiada por los séptimos. Sabía que pagaría caro por tan grave sacrilegio, pero que importaba ahora eso?, si ella muere, mi cordura se escaparía con ella, cualquier mal que me pudieran hacer, nada sería comparable a ello.
Mi vida depende de que despiertes y por ello sacrificaré lo que haga falta.

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