Like a Stone


Las piedras son para tropezar. Al menos no puedo encontrarles otra función mejor, aparte de arrojarlas a alguien, una variable que demuestra nuevamente mi teoría. Las piedras son el mal personificado!.

Seguramente pensaréis que exagero, pero ahora mismo, no puedo encontrarles una misión mejor.

Las físicas, las intentas esquivar, aunque con frecuencia no podamos o no nos dé tiempo.

Las irreales, las que nos encontramos en el camino de la vida ya son más difíciles de salir airado.

Porqué si nos fijamos bien, siempre hemos escuchado que la vida es un camino lleno de piedras y más bla bla bla…. Curiosamente se le ha vuelto a dar una connotación negativa y sin entrar en reyertas personales, las odio!.

O si cómo las odio!, porqué, debido a mi falta de memoria altamente reconocida para según qué cosas, siempre tiendo a tropezarme con ellas una y otra vez.

Es como si mis pies anduvieran deseosos de lastimarse por ellas, cómo si el mero hecho de no sentir ese dolor agudo, me hiciera creer que no sigo vivo.

Debo recordarlas, para esquivarlas, propondré a mi pequeña cabecita que se mantenga atenta y no olvide, que si una vez, ya sintió ese dolor y se prometió no volver a sentirlo, no volver a hacerlo, había un motivo, un motivo sabio. El motivo de saber las razones por las que no querías llegar ahí, hacer eso, o tomar tal decisión.

A todas las piedras que me esperáis en el camino, deciros que de bien seguro me lastimaréis, yo no existo sin vosotras pero vosotras sin mi dolor tampoco sois nada, estáis paradas, en el medio de la nada, esperando, esperando pacientemente que alguien os cruce y os encuentre, para poder sentir que vuestra existencia no es fruto de la simple casualidad, que realmente sois algo más. Deciros que cuidéis de ese pobre iluso desmemoriado y que ésta vez intentéis no lastimarme demasiado, permitiéndome seguir hacia delante.

A todas vosotras, esperarme que ahí voy!

0 comentarios :

Publicar un comentario

No pertenezco aquí


Quizá nunca fue amistad sino sólo simbiosis.

Una relación que sólo nos unía por intereses comunes y ahora me doy cuenta, que lo que nos diferencia es mucho mayor que lo que en un día nos unió.

Vives de recuerdos. Hubo un tiempo en que yo también lo hacía, pero me doy cuenta que cada vez los siento más lejanos cómo si aquella persona no fuera realmente yo, y así era. Ya nada queda de aquel chico inseguro que te seguía cómo un perro, que hacía siempre lo que te apetecía a ti, sin opinión propia.

La vida me ha cambiado.

He conocido otra gente. Gente que si se ha preocupado por lo que siento, que se han interesado para conocerme, lo cual tú jamás lograrás porqué eres incapaz de escuchar más allá de tu propio ego.

Ya nada nos queda en común y lo mejor de ello, es que no me siento mal por ello. Soy feliz, porqué he comprendido que ese ya no es mi lugar, que ya no quiero estar junto a ti, que no deseo que formes parte de mi vida.

Para bien o para mal, la gente evoluciona, sigue su camino hacia delante. Tú decidiste echar el freno y pretendiste que me quedara junto a ti cómo tu marioneta, pero los hilos ya se cortaron.

Ahora libre seguiré andando sin tu carga permitiéndome ser yo, sin miedo y sin haber de contentarte, porqué he comprendido, que todo lo que te di que tanto despreciabas, no te lo merecías y habrá alguien a quién si le interese realmente, que me escuche y sepa valorarme por lo que realmente soy.

0 comentarios :

Publicar un comentario